“Tenemos que ser capaces de crecer y al mismo tiempo tener un país menos desigual”, dice hoy en una entrevista con Efe el ministro chileno de Economía, Luis Felipe Céspedes, quien asegura que a pesar de la desaceleración, el país mantiene excelentes condiciones para los negocios y la inversión.

 

Céspedes (Santiago, 1970), doctor en Economía por la Universidad de Nueva York, destaca que Chile es identificado en los mercados internacionales como “un país altamente competitivo” que se “ha construido sobre la base de instituciones sólidas y estabilidad macroeconómica”.

“Hemos tenido un incremento muy significativo en la inversión extranjera directa debido a que tenemos una economía seria desde el punto de vista macroeconómico, institucional y financiero”, subraya el ministro, quien sostiene que esa credibilidad permite mantener bajos los tipos de interés a largo plazo.

Después de crecer a un promedio del 5 % en los últimos 30 años, la economía chilena bajó a un ritmo del 2 % en los últimos cuatro años, con un tasa de desempleo relativamente baja (7,1 % en la actualidad), pero mantiene un potencial de crecimiento del 3,5 % si se da un escenario externo favorable y se recupera la inversión.

En este contexto, Michelle Bachelet, que volvió a la presidencia en marzo de 2014, se comprometió a llevar adelante un ambicioso programa de cambio, pero la insuficiencia de recursos para financiar las reformas ha condicionado la propia acción del Gobierno.

“Cuando comenzamos el Gobierno, el escenario político de las condiciones externas ya había empezado a declinar”, puntualiza el ministro.

El precio del cobre -cuyas exportaciones constituyen el principal ingreso del país- pasó de un promedio de 3,5 dólares/libra en el periodo 2010-2014 a menos de 2,2 dólares/libra en la actualidad.

“Sabíamos que íbamos a afrontar un escenario externo menos favorable”, admite el titular de Economía. “Siempre fuimos muy claros al decir que las reformas que necesitaba el país requerían también de ingresos permanentes”, recalca.

El ministro subraya que “Chile siempre ha tenido una política fiscal responsable” y añade que esa forma de gobernar “es progresista”.

Pero el cálculo de la recaudación de la reforma tributaria en torno al 3 % del PIB (unos 8.500 millones de dólares) no se cumplió.

La carga tributaria de Chile, que antes de la reforma era del 18,5 %, una de las más bajas de la OCDE, pasó al 21,5 %, algo que, según Luis Felipe Céspedes, es asumible y no tiene por qué impactar en el ahorro y la inversión.

“Pero las principales reformas que hemos emprendido, las vamos a implementar”, asegura el ministro, quien puntualiza a renglón seguido: “con una gradualidad mayor a la pronosticada inicialmente”.

Eso quiere decir, por ejemplo, que compromisos electorales como la gratuidad de la educación superior para todos deberán aguardar unos años, y que esta transformación se hará poco a poco, beneficiando primero a los jóvenes de escasos recursos y universidades estatales.

El ministro de Economía está en desacuerdo con los analistas y dirigentes empresariales que afirman que reformas como la tributaria y la laboral han desincentivado la inversión y han impactado a las pequeñas y medianas empresas.

“Si analizamos lo que está ocurriendo en el mundo, vemos que todos los pronósticos sobre el crecimiento son mucho menos favorables de lo que se había estimado. Lo dicen el FMI y la OCDE. Estamos creciendo a un ritmo menor que en años anteriores”, señala.

Y eso necesariamente incide en “una economía tan altamente abierta como la chilena”, reconoce el ministro.

Y para revertir la situación y “recuperar la confianza”, el Gobierno ha puesto en marcha programas que incentivan la productividad, la innovación y la diversificación de la matriz económica, así como la generación de mayor valor agregado, subraya.

La recuperación de la confianza, considera el ministro, no sólo tiene que ver con las medidas económicas que adopte el Gobierno, sino que “es responsabilidad del sector público las empresas y los ciudadanos”.

Recuerda en este punto los casos de abusos, colusión y prácticas monopolísticas que han sacudido el país en los últimos años, desde las farmacias al papel higiénico, pasando por la carne de pollo y los pasajes de autobús.

“Eso también afecta a la confianza de todos los agentes económicos y todos los que participan en el mercado, incluyendo a los consumidores” y por eso se ha reformado la ley, introduciendo penas de cárcel, asegura Luis Felipe Céspedes.

Y sobre los escándalos de corrupción que han afectado al mundo de la política y los negocios, el ministro de Economía se muestra tajante: “si algo ha habido, ha sido una reacción rápida y enérgica por parte del Gobierno”.

Fuente: La Vanguardia