No se advierten señales que permitan revertir en el mediano plazo el débil desempeño del crecimiento y el empleo.

LOS INDICADORES de actividad económica de mayo mostraron un desempeño económico más débil que lo esperado. A pesar de que dicho mes tuvo tres días laborales adicionales con relación a 2015, la producción industrial mostró una caída en doce meses, impulsada por la baja de la minería y la pobre expansión de la manufactura. Mientras tanto, los indicadores vinculados al consumo privado se desaceleraron más allá de las expectativas del mercado. A la luz de esta información, la expectativa es que el Imacec de mayo se expanda en torno al 1,5%, con lo que la tasa de crecimiento de la economía durante los primeros cinco meses del año se ubicaría en torno a 1,4%, por debajo de la expansión de 2,1% de 2015.
Por su parte, la tasa de desempleo nacional, reportada por el INE, se incrementó hasta el 6,8% durante el trimestre móvil finalizado en mayo, cuatro décimas por encima del trimestre móvil finalizado en abril y dos décimas más que en igual periodo de 2015, alcanzando su nivel más alto desde 2011. En esta oportunidad, el alto crecimiento del trabajo por cuenta propia (6,5%) no pudo compensar por completo la desaceleración del crecimiento del empleo asalariado (0,4%), tal que el ritmo de expansión anual del empleo en el periodo marzo a mayo se ubicó en 1,3%, registro inferior al 1,6% observado durante 2015.
El bajo crecimiento y el pobre desempeño en el mercado laboral están en sintonía con las expectativas más generalizadas, privadas y oficiales, al respecto. Incluso, algunos observadores cuestionan la representatividad de la tasa de desocupación, y hacen notar que, en proporción, los trabajadores por cuenta propia equivalen hoy a más de 30% del total de trabajadores asalariados, la mayor cifra desde 2011 y 2% más que su promedio histórico de los últimos siete años y medio. De corregir esta relación a su promedio histórico, el número de desocupados se incrementaría en cerca de cien mil personas y la tasa de desempleo aumentaría al 8%. En todo caso, mirando sólo la evolución del empleo asalariado, que es información más sólida, encontramos que esta registra su peor desempeño desde 2014.
Hacia el futuro, tras la definición oficial en favor de un veto al proyecto de reforma laboral que elimina instancias de adaptabilidad -mientras se mantienen restricciones absolutas al reemplazo de trabajadores en huelga- parece altamente improbable una nueva orientación económica por parte del Ejecutivo que pudiere restablecer un ánimo positivo en los inversionistas privados.
Tampoco es plausible un impulso fiscal, cuando, por el contrario, es necesario reducir el déficit fiscal estructural, al menos en el 0,25% del PIB que ha comprometido el ministro de Hacienda. Remontar las actuales tendencias depende, entonces, de un eventual mejoramiento en las condiciones externas. Por ahora, sin embargo, la situación externa parece dominada por el triunfo del Brexit en el referéndum del Reino Unido. Este ha traído incertidumbre y volatilidad en los mercados, pero, también, algo positivo, como son menores expectativas de ajuste monetario en Estados Unidos. Ello hace que su efecto final sobre nuestra economía sea incierto, pero, con alta probabilidad, incapaz de cambiar las tendencias dominantes.

Fuente: La Tercera